Filósofos Helenísticos y Romanos
Filosofía Helenística
El mundo helenístico, resultado de las conquistas de Alejandro Magno, se caracterizó por el cosmopolitismo, el refinamiento del arte y la especialización del conocimiento en las distintas ciencias. Con la desaparición de la polis como modelo de convivencia, muchos filósofos se refugiaron en el territorio de la intimidad y la felicidad individual. Las tres corrientes principales de pensamiento, epicureísmo, estoicismo y escepticismo, pusieron un especial énfasis en la filosofía moral.
Epicureísmo
Epicuro (341-270 a. C.), nacido en Samos, es la figura más original de la filosofía helenística. Fundó una escuela conocida como «el jardín», por estar situada en el jardín de su casa ateniense, y entre sus discípulos aceptaba a mujeres y esclavos.
- Ética. Epicuro resalta la importancia del cuerpo como fundamento de la existencia y afirma que la felicidad del hombre consiste en el placer. Este placer se basa en la evitación del dolor mediante la automoderación de los deseos. La felicidad se consigue mediante la elección de los placeres naturales y necesarios y se manifiesta en la ataraxia o serenidad del alma. Para alcanzar este estado de serenidad, Epicuro recomienda el apartamiento de la política, el cultivo de la amistad y la indiferencia ante los dioses.
- Física. El epicureísmo modifica la teoría atomista formulada por Demócrito (ver t1) para introducir un elemento de libertad en el movimiento eterno de los átomos que denominó declinación. Estas unidades indivisibles constituyen todo el universo, incluida el alma, que es por tanto material y muere con el cuerpo (de modo que no debe temerse a la muerte).
- Lógica (o canónica). Para alcanzar la verdad, Epicuro señala la importancia de definir claramente el significado de las palabras y establece unos cánones o criterios que rigen las formas del conocimiento: las sensaciones, las anticipaciones y los afectos.
Estoicismo
El fundador de la doctrina estoica, Zenón de Citión (336-264 a. C.), impartía sus enseñanzas en un pórtico (stoa) de Atenas de donde procede el nombre de su escuela. Al igual que el epicureísmo, la doctrina estoica tuvo muchos seguidores durante todo el periodo helenístico y la época romana.
- Ética. La preocupación principal de los estoicos es conseguir la felicidad o eudaimonia, que se basa en vivir en armonía con el mundo adaptando las necesidades individuales a las de la naturaleza a través del vínculo universal que constituye el logos, principio racional del que participan todos los seres. Ser feliz es ser virtuoso, mediante la adaptación a las circunstancias que proporciona la autarquía o autosuficiencia.
- Física. Al ser naturaleza y razón la misma cosa, existe una unidad del universo, imbuido por un pneuma o espíritu divino que todo lo rige. Fuego y materia constituyen los dos principios, activo y pasivo, del universo, que se requieren mutuamente y determinan la afinidad o simpatía entre las cosas.
- Lógica. El uso lógico del lenguaje y, en especial, el estudio de las proposiciones gramaticales, centró el interés de los estoicos, que distinguieron entre el signo o significante, la cosa significada y el significado. Éste último, siendo inmaterial, establece una relación entre la realidad de las cosas y la realidad de las palabras.
Escepticismo
La corriente escéptica fue iniciada por Pirrón de Elis (360-270 a. C.) y Timón de Fliunte (320-230 a. C.). Los escépticos desconfiaban de la capacidad de la razón para descubrir la verdad, pues las sensaciones por las que percibimos la realidad sólo nos muestran la apariencia de las cosas. Algunas de las ideas centrales del escepticismo son:
- No se puede conocer cómo son las cosas en sí, y lo más aconsejable es abstenerse de hacer cualquier juicio, pues no hay nada falso ni verdadero.
- Pretender alcanzar conocimientos absolutos es una fuente de intranquilidad.
- Lo único que interesa en la vida es conseguir la tranquilidad de espíritu o ataraxia.
- Todo lo exterior a nosotros es indiferente.
- Dado que hemos de vivir en un mundo de apariencias, a veces tendremos que inclinarnos por lo más probable.
El legado de Grecia
Durante la época helenística tiene lugar el surgimiento de Roma como potencia política y cultural.Tras la incorporación al imperio de todos los territorios de lengua y cultura griegas, la civilización romana heredó y adaptó el gran legado artístico, literario, científico y filosófico de la antigua Grecia.
En lo que respecta al pensamiento, los romanos asumieron las diversas doctrinas de los filósofos griegos (Aristóteles, Platón, epicureísmo, estoicismo, escepticismo, cinismo) y realizaron un notable esfuerzo por expresar en latín las ideas de éstos. El esfuerzo de «traducción» que realizaron autores como Cicerón (106-43 a. C.) y Varrón (116-27 a. C.) fue muy importante para la transmisión del pensamiento griego a la cultura de Occidente. Como continuadores del epicureísmo y el estoicismo destacaron Lucrecio (98-55 a. C.) y Séneca (4-65 d. C.), respectivamente.
Más original es la doctrina de Plotino (205-270), conocida como neoplatonismo. Atraído por el «idealismo» de Platón (ver t3), pretendió llevar la filosofía de éste a su mayor desarrollo. En el pensamiento de Plotino están también muy presentes las influencias de la gnosis, una doctrina religiosa donde se mezclaban elementos cristianos con ideas filosóficas griegas y orientales que nada tenían que ver con Platón. Así, la dualidad platónica entre las cosas materiales y las ideas se resuelve en la unidad del ser, plasmada en la existencia del Uno, del que todo emana y al que todo vuelve.
Filosofía Romana
La filosofía romana desempeñó un papel importante en el crecimiento y desarrollo del pensamiento occidental. Aunque no participó directamente en el desarrollo del pensamiento filosófico original, Roma contribuyó significativamente de dos maneras: transmitiendo la filosofía griega a la población del Imperio romano y desarrollando la terminología latina que constituyó la base para la difusión de la filosofía en la Edad Media.
Cicerón

En los últimos días de la antigua República, el filósofo, orador y estadista estoico Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C.) luchó por sus principios, lo que supondría un dramático final para su vida. Nació en la pequeña ciudad de Arpino, al sur de Roma. Al principio de su carrera, mientras ejercía la abogacía, el franco Cicerón provocó la ira del dictador romano Sila (138-78 a.C.) y decidió, por su propio interés, abandonar la ciudad y estudiar filosofía en Atenas, donde conoció los principios del estoicismo. Estudioso de la filosofía griega antigua, gran parte de lo que se conoce del pensamiento griego se debe a las traducciones que Cicerón hizo de Platón y Aristóteles. El estoicismo se convertiría en la base de gran parte de sus pensamientos y escritos: admiraba la doctrina estoica de la virtud, el orden y la providencia divina. Aplicó sus conocimientos de la filosofía griega y sus creencias éticas tanto a la política como al comportamiento romanos.
Séneca

El filósofo estoico Lucio Anneo Séneca (4 a.C.-65 d.C.) nació en Córdoba, España, y vivió y murió según los principios estoicos. Había estudiado filosofía en Roma, pero estaba más interesado en la teoría estoica que en la aplicación política de sus principios, especialmente cuando se superponían a los anticuados valores republicanos. Según el historiador Anthony Everitt, los valores de Séneca se expresaban en dos palabras latinas: pietas (lealtad y deber) y virtus (valentía y carácter). Séneca admiraba a los griegos, e incluso escribió varias tragedias griegas en latín, como Agamenón, Edipo, Tiestes y Medea. En el centro de su filosofía personal estaba la creencia en una vida sencilla y la devoción tanto a la virtud como a la razón.
Epicteto

Otro filósofo estoico romano, que más tarde influyó en Marco Aurelio, fue Epicteto (c. 50-130 d.C.). Sus escritos (los «Discursos» y el «Enquiridión») fueron publicados póstumamente por su alumno Arriano, futuro autor e historiador de las campañas de Alejandro Magno. Nacido como esclavo en Hierápolis, Frigia, quedó cojo debido a su amo Epafrodito, secretario personal del emperador Nerón. Epicteto fue liberado a la muerte de Nerón en el año 68 d.C. Cuando aún era esclavo, estudió filosofía en Roma con el estoico Musonio Rufo. Junto con otros filósofos de Roma, fue desterrado por el emperador Domiciano (que reinó del 81 al 96 d.C.) ya que el inseguro emperador se sentía amenazado por la creciente influencia de los filósofos romanos. Epicteto nunca regresó a Roma, sino que se instaló en la ciudad de Nicópolis, en el Epiro, donde enseñó filosofía.
Marco Aurelio

Sin duda, uno de los más destacados seguidores del estoicismo fue el emperador y filósofo romano del siglo II Marco Aurelio (121-180 d.C.), hijo adoptivo del emperador Antonino Pío (138-161 d.C.). Aurelio, un auténtico estoico, escribió en su libro Meditaciones que buscaba la verdad, «un concepto que nunca ha hecho daño a nadie; el daño es persistir en el propio autoengaño e ignorancia» (50). Añadió que si alguien podía demostrarle que estaba equivocado y mostrarle su error, cambiaría con gusto.
Aunque contiene una pizca de platonismo, Meditaciones (el último de los escritos estoicos) fue escrito mientras Marco Aurelio estaba en campaña al otro lado del Danubio. Eran tiempos calamitosos para el imperio: desastres naturales, hambrunas, inundaciones y la peste antonina, que acabaría cobrándose la vida del emperador.